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La transición hacia una movilidad sostenible ha llevado a muchos conductores a plantearse la mejor alternativa entre un coche de gas y un coche eléctrico. Ambos tipos de vehículos presentan ventajas y desventajas que dependen del uso, el presupuesto y las necesidades de cada usuario. En este artículo analizamos sus principales diferencias en términos de coste, autonomía, eficiencia, impacto ambiental y disponibilidad de infraestructuras.

Coste de adquisición y mantenimiento

Uno de los factores más determinantes a la hora de elegir entre un coche de gas o uno eléctrico es el precio de compra y los costes asociados al mantenimiento.

  • Coche de gas: Generalmente, un vehículo de gas (GLP o GNC) es más económico que un coche eléctrico. Además, los modelos a gas son conversiones de motores tradicionales, por lo que el sobrecoste respecto a un coche de combustión es menor.
  • Coche eléctrico: Aunque el precio de los eléctricos ha bajado en los últimos años, sigue siendo más elevado que el de un coche de gas. No obstante, hay ayudas y subvenciones que pueden reducir el coste final, como el Plan MOVES III en España, que ofrece incentivos económicos para la compra de vehículos eléctricos.
  • Mantenimiento: Los coches eléctricos tienen menos piezas móviles que los de gas, lo que reduce los costes de mantenimiento. Un coche de gas requiere revisiones más frecuentes del sistema de inyección y cambio de filtros. Sin embargo, los eléctricos pueden requerir sustitución de batería tras muchos años de uso, lo que supone un coste elevado.

Autonomía y repostaje

La autonomía es clave para muchos conductores, especialmente para aquellos que realizan trayectos largos.

  • Coche GLP o GNC: Ofrece una autonomía similar a la de un coche de gasolina, ya que permite circular tanto con gas como con combustible convencional. En el caso del GLP, puede superar los 1.000 km combinando ambos depósitos.
  • Vehículo eléctrico: La autonomía de un eléctrico depende de la capacidad de la batería. Actualmente, modelos de gama media ofrecen entre 350 y 500 km con una sola carga, aunque la autonomía real varía según la conducción y la temperatura.
  • Tiempo de recarga/repostaje: Un coche de gas se reposta en 5 minutos, mientras que un eléctrico necesita entre 30 minutos y varias horas, dependiendo del tipo de cargador utilizado. Los cargadores ultrarrápidos están en expansión, permitiendo recuperar hasta el 80% de la carga en 20-30 minutos en algunos modelos.

Impacto ambiental

El impacto medioambiental es una de las principales razones para optar por alternativas a los motores de combustión tradicionales.

  • Combustible de gas: Reduce las emisiones de CO₂ en comparación con los coches de gasolina y diésel, pero sigue produciendo gases contaminantes. Su impacto ambiental es menor, pero no es una solución completamente limpia.
  • Movilidad eléctrica: No emite CO₂ ni contaminantes locales en su uso, aunque su huella ambiental depende de cómo se genere la electricidad. En países con mayor producción de energía renovable, los eléctricos son más sostenibles. Además, los avances en baterías reciclables y de segunda vida están reduciendo el impacto ambiental del proceso de fabricación.

Coste del combustible y eficiencia energética

El coste del combustible es un factor crucial a la hora de decidir entre un coche de gas o un coche eléctrico. Los vehículos que funcionan con gas, ya sea GLP o GNC, resultan más económicos que los de gasolina diésel. Su coste por kilómetro es aproximadamente un 30% inferior al de los combustibles tradicionales, lo que supone un ahorro significativo a largo plazo. Sin embargo, el precio del gas varía dependiendo de la región y su disponibilidad.

En cambio, la electricidad es aún más asequible que los combustibles fósiles, sobre todo si se aprovechan las tarifas de discriminación horaria para cargar el vehículo en casa durante las horas valle. Además, los coches eléctricos destacan por su alta eficiencia energética, ya que aprovechan más del 90% de la energía consumida, en comparación con los motores de combustión que pierden gran parte de su energía en forma de calor.

Infraestructura y disponibilidad

La disponibilidad de estaciones de servicio y puntos de carga es otro aspecto clave. En España, los coches de gas cuentan con más de 800 estaciones de servicio con GLP y alrededor de 160 con GNC. Sin embargo, su presencia es desigual, lo que puede dificultar la planificación de viajes largos en algunas zonas.

Por otro lado, la infraestructura para los vehículos eléctricos está en plena expansión. En 2025, España ya dispone de más de 20.000 puntos de carga pública, además de una creciente red de cargadores en empresas y viviendas particulares. La instalación de puntos de carga domésticos también se ha vuelto más accesible gracias a subvenciones y tarifas reducidas, permitiendo que muchos conductores recarguen su vehículo cómodamente en casa durante la noche, reduciendo aún más el coste energético.

Incentivos y beneficios fiscales

Los beneficios fiscales pueden inclinar la balanza a favor de una u otra opción. En algunos casos, los coches de gas disfrutan de descuentos en el impuesto de circulación, aunque no en la misma medida que los eléctricos. Los coches eléctricos, por su parte, cuentan con incentivos mucho más amplios, como la exención del impuesto de matriculación, reducciones en el IVTM (Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica) y bonificaciones en peajes y zonas de estacionamiento regulado en diversas ciudades. Estos incentivos no solo reducen el coste de adquisición, sino que también hacen que la movilidad eléctrica sea una opción más rentable a medio y largo plazo.

 

¿Cuál es la mejor opción?

La elección entre un coche de gas y un coche eléctrico depende de las necesidades de cada usuario:

  • Si buscas una opción económica con gran autonomía y repostaje rápido, un coche de gas puede ser una alternativa interesante.
  • Si priorizas la sostenibilidad, el ahorro a largo plazo y menores costes de mantenimiento, el coche eléctrico es la mejor opción.

En 2025, la tendencia es clara: los vehículos eléctricos se consolidan como el futuro de la movilidad, con mayor autonomía y una red de carga en expansión. Sin embargo, los coches de gas siguen siendo una alternativa viable para quienes buscan una opción intermedia entre los modelos tradicionales y la electrificación total. Con la evolución de las baterías, la reducción de costes y el impulso gubernamental hacia la movilidad eléctrica, los coches eléctricos se perfilan como la mejor opción a largo plazo.